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Valentín de Andrés, el que siempre estaba dejando de ser algo Imprimir E-Mail
escrito por AVA   
jueves, 08 de febrero de 2007
El recuerdo de un hombre polifacético a los 25 años de su muerte

La Nueva España. Oviedo, Eduardo SAN JOSÉ

El ciclo de conferencias organizado por el Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA) en recuerdo de Valentín Andrés Álvarez alcanzó su ecuador con la segunda de las tres sesiones que analizan la figura del economista y escritor nacido en Grado en 1891 y de cuya muerte se cumplirán veinticinco años el próximo mes de septiembre.

La sesión estuvo dedicada a recuperar las facetas de Valentín Andrés Álvarez como economista, presidente del Centro Asturiano de Madrid y novelista. Las tres conferencias dejaron una conclusión fundamental: el carácter polifacético y apasionado de un intelectual a quien su maestro Ortega y Gasset definiera como «un hombre que siempre está dejando de ser algo».
El profesor de Económicas de la Universidad de Oviedo Víctor Fernández Blanco recordó la faceta de Valentín Andrés Álvarez como economista, trazando un análisis en el que abordó sus relaciones con la Universidad y su acercamiento y aportaciones a la historia del pensamiento económico. Para Fernández Blanco, la economía, a la que llegó tras abandonar una incipiente trayectoria científica, fue la pasión principal del intelectual asturiano. Las aportaciones más destacadas de Valentín Andrés Álvarez en este campo tuvieron que ver, sin embargo, con su acercamiento a la teoría marginalista, que desde 1870 propugnaba un estudio abstracto de las estructuras económicas, basado en el modelo de las ciencias naturales, frente al estudio de casos concretos propio del historicismo. Su contribución teórica se resumiría en haber tendido un puente conceptual entre ambas escuelas, al tiempo que matizaba el liberalismo a ultranza defendido por el marginalismo. Sin llegar a abandonar el pensamiento liberalista, se situó en la estela de John Stuart Mill al considerar que la libertad de mercado y la intervención estatal, a través de mecanismos como la Seguridad Social o la empresa pública, no eran incompatibles. Fernández Blanco recordó las aportaciones del autor a la economía aplicada, de las que destacó sus trabajos en las tablas «input-output», que miden la interrelación entre los diferentes sectores productivos, y sus investigaciones sobre el comercio exterior español, pioneras en nuestro país.
Por su parte, Miguel Ángel Serrano Monteavaro, directivo del Centro Asturiano de Madrid, recordó la etapa de Valentín Andrés Álvarez como presidente del mismo, cargo que ocupó, desde 1952, durante más de una década. Serrano Monteavaro rememoró los esfuerzos de Valentín Andrés Álvarez -junto con Pepín Fernández y Juan Antonio Cabezas-, para refundar el centro madrileño tras la guerra civil, debiendo superar la desconfianza del nuevo régimen hacia todo asociacionismo. Para el conferenciante, el legado de Valentín Andrés como presidente se centra en la búsqueda de una identidad propia para el centro lejos de la beneficencia y el regionalismo; una tarea en la que, reconoció Serrano Monteavaro, aún está implicada la institución astur-madrileña. Todo esto le llevó a concluir que «si existiera en nuestro centro una orla con los mejores presidentes, estaría encabezada por Valentín Andrés».

La jornada se cerró con la conferencia de José María Martínez Cachero, miembro emérito del RIDEA, sobre la obra narrativa de Valentín Andrés Álvarez desde un análisis del momento literario en España, cuando declinaba el realismo de corte galdosiano en la novela y predominaban las ideas estéticas de Ortega y Gasset sobre este género. Martínez Cachero realizó un recorrido por la narrativa breve del autor moscón y estudió sus dos novelas, «Sentimental dancing» (1925) y «Naufragio en la sombra» (1930), tras las que el escritor se habría de orientar a la producción teatral. Subrayó, así, el ingenio verbal y las inusuales comparaciones que, junto a un humorismo que calificó como asturiano, revelarían la influencia de Ramón Gómez de la Serna en la obra de Valentín Andrés Álvarez. Martínez Cachero destacó, asimismo, la frialdad intelectual de sus novelas, discutida por algunos comentaristas.

Modificado el ( jueves, 08 de febrero de 2007 )
 
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